Pío Baroja, Las inquietudes de Shanti Andía (1911), novela del mar


El autor

Pío Baroja y Nessi (San Sebastián, 1872 - Madrid, 1956). Novelista español.

Por su padre, como por su madre, perteneció a familias distinguidas, muy conocidas en San Sebastián; entre los ascendientes de la madre, existía una rama italiana, los Nessi.

Este poco de sangre italiana que llevaba en las venas no dejó nunca de halagar a nuestro autor, aunque su orgullo se cifró siempre en su ascendencia vasca. Eran tres hermanos: Darío, que murió, joven aún, en Valencia; Ricardo, que fue pintor y escritor y gozó también de alguna fama, y Pío, el novelista. Era éste el menor de los hermanos. Ya muy separada de ellos, nació Carmen, que había de ser la gran compañera del novelista.

El padre de Baroja, don Serafín, era ingeniero de minas, profesión que, unida a su temperamento inquieto y errabundo, llevó a la familia a continuos cambios de residencia. Ello no dejó de ser una suerte para el futuro novelista, que, de este modo, pudo conocer desde niño diversas partes de España, y sobre todo, Madrid, su amor más grande después de Vasconia, donde había de florecer su vocación y conseguir por último la fama.

Baroja permaneció poco tiempo en su ciudad natal; tenía siete años cuando sus padres se trasladaron a Madrid donde don Serafín había obtenido una plaza en el Instituto Geográfico y Estadístico; de Madrid pasaron a Pamplona, siempre por exigencias del cargo del padre y de sus deseos de mudanza. Desde Pamplona volvió la familia a Madrid; esta vez a don Serafín no le impulsaría ya solamente la inquietud, los deseos de cambio: sin duda entró también en su decisión la necesidad de educar a los hijos.

Cuando abandonó Pamplona tenía Baroja catorce años cumplidos; había asistido con sus hermanos a las clases del Instituto, y sobre todo reñido y correteado por las murallas; no sabemos si había ya emborronado alguna cuartilla, pero sí que había leído a Julio Verne, a Mayne Reid, el Robinsón, y había soñado ya con aventuras maravillosas, Junto al Arga, o subido a un árbol de la Taconera.

Había estudiado Baroja en San Sebastián las primeras letras, continuándolas en Madrid; antes, en Pamplona había frecuentado la escuela, como hemos dicho, y había empezado a asistir a las clases del Instituto; prosiguió en Madrid los estudios, y lo hizo finalmente en Valencia, donde terminó la carrera de Medicina, doctorándose posteriormente en la capital de España. Fue, por lo general, un pésimo estudiante; estuvo siempre mucho más interesado en las novelas que en los libros de texto; su carácter arisco y rebelde le perjudicó también en gran manera, pues acabó riñendo con algunos de sus profesores y no despertó simpatías en ninguno.

Aparte de esto, pasó toda su juventud entre dudas; nunca supo bien qué carrera le gustaba estudiar; en verdad, no le interesaba ninguna. Sólo las letras le atraían, pero tampoco en las letras veía clara su vocación. Antes de ir a Valencia había empezado algunos cuentos, artículos, tal vez una novela, pero lo rompió todo o lo dejó olvidado. Sus fracasos de estudiante, como es fácil suponer, se debieron más a falta de interés que de talento. Pocos escritores ha habido de vocación más segura y que se moviese más inseguro, con más dudas sobre su vocación, y aún mucho después, escrita ya buena parte de su obra, se preguntaba si sería verdaderamente escritor.

Al terminar sus estudios, Baroja se trasladó a Cestona, en el país vasco, donde había conseguido una plaza de médico. No tardó en advertir que aquello no era lo suyo; al poco tiempo estaba asqueado del oficio; había reñido con el médico viejo, con quien compartía el cuidado de la salud de aquellos pueblos, como había reñido antes con sus profesores; se había enemistado con el alcalde y, naturalmente, con el párroco y con el sector católico del pueblo, que le acusaban de trabajar los domingos en su jardín.

Se fue de allí asqueado del pueblo, del médico y hasta de los enfermos, cuando menos de algunos de éstos, y se trasladó a San Sebastián, donde estaba en aquel momento la familia. Permaneció algún tiempo en San Sebastián, y de allí salió para Madrid. En la capital estaba su hermano Ricardo, que, también sin empleo, se ocupaba en un negocio de pan de una tía de ellos que había quedado viuda. Ricardo le había escrito a su hermano que estaba harto del negocio y que iba a dejarlo. Baroja vio el cielo abierto ante él, y sin vacilar un instante escribió a su hermano que iba a Madrid, con la intención de ocuparse de aquel negocio.

De este modo, se vio convertido en dueño de un comercio de pan, sobre lo cual se le gastaron después tantas bromas y le irritaron de tantas maneras, sin contar los disgustos que se derivarían para él de la marcha del negocio. En Madrid, no obstante, había algo para él que estaba por encima de todo: de la vulgaridad del oficio y de las burlas que se le pudiesen gastar; allí podría, en efecto, reanudar los contactos con sus antiguos amigos, frecuentar los medios literarios, ponerse, en realidad, en contacto con su vida, volver de un modo o de otro a aquello que cada vez con mayor certeza sentía que era su vocación.

A poco de llegar a Madrid, instalado ya en el negocio, empezó sus colaboraciones en periódicos y revistas; en 1900 publicaba su primera obra Vidas sombrías, colección de cuentos, que empezó a darlo a conocer.

Eran, en su mayoría, cuentos escritos en Cestona sobre temas de aquella región y de sus experiencias de médico; se trataba de vidas humildes, y reflejaban toda la tristeza de aquel medio, y la tristeza, sobre todo, que reinaba entonces en su alma -mezclada con ráfagas de cólera-.

Puede decirse que en su primera obra estaba ya en germen toda su obra futura. Vidas sombrías constituyó un éxito, un éxito del que el propio autor se sintió sin duda asombrado; de su libro se ocuparon con elogio Azorín, Galdós y sobre todo Unamuno, que se entusiasmó con él, especialmente de uno de los cuentos, "Mary-Belche", y quiso conocer a su autor.

A partir de entonces Baroja fue dedicándose más y más a las letras, y apartándose cada vez más del negocio, hasta dejarlo del todo y consagrarse exclusivamente a su vocación.

En algún momento Baroja llevó a cabo alguna incursión en el campo de la política, arrastrado más que por su convicción, por el ambiente de la época y por el ejemplo de algunos de sus compañeros, como por ejemplo, Azorín. Efectivamente, Baroja se presentó para concejal en Madrid, y más adelante para diputado por Fraga. Estas tentativas, como era natural, constituyeron dos rotundos fracasos; tampoco él lo había tomado demasiado a pecho. Se retiró cada vez sin gran disgusto; nos divirtió después contándonos las peripecias, y volvió al camino de las letras del que nunca habría ya de apartarse.

Fue Baroja un gran viajero; los libros y los viajes fueron sus grandes aficiones, puede casi decirse que sus únicas aficiones. Sus viajes por España los hizo casi siempre acompañado; fue unas veces con sus hermanos, Carmen y Ricardo, otras con amigos; hizo uno con Maeztu y otro con Azorín, en sus comienzos, y más adelante, con Ortega y Gasset, que le llevó en algunas ocasiones en su automóvil.

Baroja llegó a ser uno de los escritores que conoció mejor la España de su tiempo, cosa que se puede comprobar en sus novelas. La ciudad más visitada -también la más querida de las ciudades extranjeras- fue París. En ella pasó un largo tiempo en sus últimos años, cuando huyó de España durante la guerra civil. También estuvo en Londres y más adelante en Italia; viajó por Suiza, Alemania, Bélgica, Noruega, Holanda y Jutlandia, escenario de su trilogía Agonías de nuestro tiempo, con la magnífica El torbellino del mundo, con que encabeza la trilogía.

Fuera de esto, su residencia habitual fue Madrid, y más adelante Vera del Bidasoa, donde adquirió la casa de Itzea, y donde pasó los veranos con su familia. En este tiempo su destino estaba ya fijado, y con él su norma de vida; Baroja consagraba su tiempo a escribir y a viajar. Sus producciones iban apareciendo con gran regularidad y su fama creciendo hasta situarle en pocos años entre las primeras figuras de la nación. Esta actividad no cesó apenas durante su vida, de manera que es el escritor de su tiempo que cuenta con una obra más copiosa; también más diversa y más rica.

Entre sus mejores obras merecen citarse Vidas sombrías (1900), Inventos y mixtificación de Silvestre Paradox (1901) en la cual evoca sus días de estudiante en Pamplona, con el ambiente de la ciudad, y Camino de perfección (1902), confesión íntima y muy personal, en que podemos verle en las dudas y vacilaciones de su juventud, y que causó vivísima impresión.

Muy bella, y bastante lograda, aunque de otro tono, es El mayorazgo de Labraz (1903), escrita también con recuerdos de Cestona, en que relata admirablemente la vida en un pueblo de España, con influencias tal vez de la vieja tragedia.

Importante es también en la producción barojiana la trilogía que siguió a estas novelas, que apareció bajo el subtitulo "La lucha por la vida" (1904), formada por La busca, Mala hierba y Aurora roja.

Aparecidas primero en folletín, y publicadas en volúmenes sueltos en 1904, ofrecen en mucha parte, en su desarrollo, las características de aquel género; en ellas el autor recoge admirablemente el ambiente de los barrios bajos del Madrid de su tiempo, en las primeras luchas sociales.

Merecen también citarse Zalacaín el Aventurero (1908) y Las inquietudes de Shanti Andía (1911), novela la primera situada en la tierra vasca y en la época de las guerras carlistas, y la segunda, dedicada a la vida del mar con recuerdos de antepasados del escritor -entre los cuales se encuentra, dentro del linaje de los Aguirre al que pertenece Juan, el tío del marinero Shanti, nuestro conquistador rebelde Lope de Aguirre-, de aventuras, de piraterías, y sobre todo con evocaciones de su infancia en San Sebastián, parte que constituye tal vez lo mejor del libro.

Estas dos novelas eran aquellas por las cuales mostró Baroja una cierta preferencia, especialmente por Zalacaín y en ella por la figura del héroe.

No obstante, la obra más importante del novelista es sin duda Las memorias de un hombre de acción, novela cíclica, que escribió a lo largo casi de su vida y que terminó ya en la vejez.

Consta esta obra de veintidós volúmenes y el héroe central es un antepasado suyo, G. de Aviraneta, que tuvo alguna importancia en los hechos políticos de su tiempo; en tomo a la existencia de su héroe, el autor reconstruye toda una época agitada y terrible de España; se incluyen en ella las guerras de la Independencia y carlistas, con tumultos y sublevaciones, en los días de Fernando VII e Isabel II.

Es una amplia evocación que tiene de novela, de historia y de folletín, pero siempre dentro de un gran rigor histórico, y todo fundido y recreado por la imaginación del escritor.

Destacan en esta serie El escuadrón de Brigante, Los recursos de la astucia, El sabor de la venganza, Las figuras de cera, La nave de los locos y La senda dolorosa, dedicada ésta, en su mayor parte, al trágico fin del conde de España.

Aparte de estas obras, Baroja escribió algunos ensayos; sus libros de recuerdos, Juventud, egolatría (1917); Las horas solitarias y La caverna del humorismo (1918); eran éstas las obras preferidas por Ortega y Gasset, que aconsejaba al escritor que persistiera en aquel género; ya en sus últimos años (1944-1949) Baroja dio a la prensa sus Memorias bajo el título sugestivo Desde la última vuelta del camino.

Estas Memorias constituyen un monumento de la época, una evocación de su vida, y de la vida de su tiempo, con las figuras más importantes con las que trató, tanto en las letras como en las artes. Constituyen asimismo un documento inapreciable para el conocimiento del autor, acaso su libro más interesante, el de lectura más agradable, y con el cual coronaba su obra y, puede decirse, su existencia.

En este tiempo vivía en Madrid con su familia, con la que continuó viviendo hasta su muerte; su producción alcanzaba ya una cifra muy importante, y aunque no gozaba quizá de la fama que merecía, su nombre figuraba entre los tres o cuatro más destacados de la nación. En 1935 fue admitido como miembro de la Academia de la Lengua. Fue quizá, y sin quizá, el único honor oficial que se le dispensó.

En sus novelas, el autor se sitúa de lleno en la escuela realista; sigue en ellas las huellas de los grandes maestros europeos, que brillaban aún más en su tiempo, de Balzac, Stendhal, de Tolstoi y Dickens, que fueron sus autores predilectos, y los pocos que admiró sin reservas al lado de Dostoievski; se notan también en él influencias de los folletinistas franceses, cuya lectura le apasionó en su juventud, con las de la picaresca española, Quevedo, Mateo Alemán y El Lazarillo, no menos evidentes.

En las ideas dominaba al principio Nietzsche, pero poco a poco este entusiasmo fue cediendo, quedando en un escepticismo, muy cerca de Montaigne y, sobre todo, de Voltaire, al que leyó y admiró, pero que era también muy suyo. El fondo de sus libros es, por esto, pesimista; no obstante, en la forma, en sus descripciones de paisajes, de escenas, se muestra como un enamorado de la vida, un entusiasta, con una nota continua de alegría y, podríamos decir, da optimismo, que contrasta con el fondo amargo y sombrío de toda su obra.

Descuella Baroja en la evocación de ambientes, en las descripciones de pueblos y paisajes, y sobré todo, en la pintura de tipos; a veces tiene en sus descripciones algo de pintor, y nos recuerda en algunas ocasiones a Goya, especialmente en sus novelas de la guerra civil. No estuvo adherido a ninguna escuela, ni formó parte, en cuanto a influencias, de ningún grupo; fue, en este aspecto, el más rebelde de los escritores y el más independiente en todos los sentidos.

El mundo predilecto de sus creaciones fue el de las gentes humildes, los desventurados; pero al lado de ellos, sintió una viva predilección por toda suerte de seres fantásticos, locos, de gente rara y absurda; a todos se acercó con su ironía, con sus sarcasmos a veces, con su humor amargo, pero también con una gran piedad, con un deseo de redención y de justicia, que le emparenta con los grandes novelistas de Europa, sobre todo con Dickens, que fue al que más admiró.

Baroja ha sido, sobre todo por sus ideas y por su manera de exponerlas, el literato más discutido, el más atacado de los escritores de su tiempo. Tal vez por el desorden habitual en sus novelas, y más aún por el tono ofensivo que adoptó para tantas cosas, por su sinceridad brutal, no alcanzó nunca la fama que merecía, la fama que alcanzaron muchos otros con menos méritos que él. El tiempo, en su labor justiciera, le ha ido situando en su lugar y hoy está considerado, dentro y fuera de su patria, como el primer novelista de la España de su tiempo, al lado de Galdós, y para algunos por encima de éste.

Fuente:

"Pío Baroja", en Biografías y Vidas [en línea, consultado 04-01-2015]

Referencias y sugerencias:
  • BAROJA Y NESSI, Pío, Desde la última vuelta del camino. Memorias. [El escritor según él y según los críticos]. Madrid, Biblioteca Nueva, 7 vols., 1944.

  • MENDOZA, Eduardo, Pío Baroja. Barcelona, Ediciones Omega, Colección "Vidas literarias", 2001.

  • PELAY OROZCO, Miguel, y Carmen IZAGA ZAGARDÍA, "Pío Baroja y Nessi", en ESTORNÉS LASA FONDOA, Bernardo (ed.), Auñamendi Euzko Entziklopedia [enciclopedia biográfica en línea] [última consulta 04-01-2015].
  • "Pío Baroja", en Biografías y Vidas [enciclopedia biográfica en línea] [última consulta 04-01-2015.
  • "Pío Baroja. El "todoterreno" de la novela española" [en línea], en "La Cultura del XIX al XX en España" (Modernismo98y14.com), página web de la Fundación Zoloaga [última consulta 04-01-2015].
  • "Pío Baroja: vida y obra" [en línea], suplemento de un monográfico en Literaturas.com [última consulta 04-01-2015].
  • "Pío Baroja" [en línea], en Wikipedia [última consulta 04-01-2015].

La obra

Aprovechando el robusto tronco del Romance de aventuras, muchas de ellas desarrolladas en escenarios marinos, tan frecuente en la literatura anglosajona como ajeno a nuestra tradición novelística, inicia Pío Baroja en Las inquietudes de Shanti Andía (1911) una serie narrativa ambientada en el mar que tardará diecinueve años en concluir. La adopción de una estructura autobiográfica -se puede hablar de una autobiografía ficticia de aventuras- permite articular una tensión narrativa que no decae en ningún momento y que se enriquece con la interpolación de relatos ajenos a ella y con una deslumbrante incorporación de personajes en busca de sucesos maravillosos.

"Las condiciones en que se desliza la vida actual hacen a la mayoría de la gente opaca y sin interés. Hoy, a casi nadie le ocurre algo digno de ser contado. La generalidad de los hombres nadamos en el océano de la vulgaridad.” Con esta amarga a la par que alicaida afirmacion da comienzo esta formidable novela marinera de Baroja, en la que no tiene cabida ni la opacidad, ni la vulgaridad, ni el desinterés. Una novela surcada de verosímiles y entrañables personajes y sus fascinantes vidas, con el mar y todo lo que lo envuelve como omnipresente escenario. Éste, precisamente, el mar, era el escenario preferido por el escritor vasco para todo género de acción, en contrapartida de la vida de tierra adentro, pues en el mar el hombre está obligado a fabricarse continuamente su propio destino.

El protagonista de Las inquietudes de Shanti Andía va recopilando, en su vejez desengañada, los fragmentos de un diario escrito en diferentes épocas de su vida. Por él conocemos su infancia en el pueblecito vasco de Lúzaro, su juventud soñadora en tierras gaditanas, sus venturas y desventuras como capitán de fragata, y sobre todo la fascinación por su tío Juan de Aguirre, trasunto de antiguos marinos vascos y verdadero héroe de la novela, cuya vida aventurera está plagada de pintorescas peripecias. Desde la conciencia de una vida malgastada, Shanti Andía muestra una nostalgia inmensa por el mar de antaño, que recorrían hombres llenos de impulso viril y de anhelo de aventura, siempre en conflicto con la sociedad convencional. Como en otras de sus obras, Pío Baroja, que tuvo en cuenta sus recuerdos familiares, conjuga magistralmente en esta obra a la vez hermosa y apasionante, la acción con los acentos líricos e íntimos.

Fuentes:
  • BAROJA, Pío, Las inquietudes de Shanti Andía. Edición de Darío VILLANUEVA. Madrid, Espasa-Calpe, Colección "Austral", 2007. Sinopsis.
  • BAROJA, Pío, Las inquietudes de Shanti Andía. Edición de Julio CARO BAROJA. Madrid, Cátedra, 2004.Sinopsis 1. Sinopsis 2.
  • BAROJA, Pío, Las inquietudes de Shanti Andía. Madrid, Alianza Editorial, "Biblioteca Baroja", 2010. Sinopsis.

Ediciones y traducciones
  • BAROJA Y NESSI, Pío, Las inquietudes de Shanti Andía. Madrid, R. CARO RAGGIO, Serie “El Mar”, Vol. 1, 1920. Digitalización y publicación de la edición de 1920 como e-libro, Project Gutenberg, 2004. Igualmente disponible para lectura, impresión y descarga en Wikisource. Descubra la primera de las llamadas novelas del mar escritas en la madurez literaria de Baroja escuchando el audiolibro (2022) narrado por Jesús POLVORINOS publicado en 2 partes en el canal de YouTube "Audioclásicos": parte 1 - parte 2.

  • BAROJA Y NESSI, Pío, The restlessness of Shanti Andía, and other writings. Traducido del español por Anthony KERRIGAN. Ann Arbor, University of Michigan Press, 1959. Literary Licensing, LLC, 2011.

  • BAROJA Y NESSI, Pío, Las inquietudes de Shanti Andía. Barcelona, Editorial Planeta, Colección “Autores españoles contemporáneos”, 1961.
  • BAROJA Y NESSI, Pío, Las inquietudes de Shanti Andía. Madrid, Espasa-Calpe, 1941. Sexta edición, Espasa-Calpe, Colección “Austral”, Vol. 206, 1963. Trigesimoséptima edición a cargo de Darío VILLANUEVA, Pozuelo de Alarcón (Madrid), Espasa-Calpe, Colección “Austral”, Serie “Narrativa”, Vol. 35, 2007.

  • BAROJA Y NESSI, Pío, Shanti Andía, der Ruhelose. Aus dem Spanischen von /Traducido del español por Ina Reiss. Nachwort von / Epilogo de Hans Hinterhäuser. Suhrkamp, "Bibliothek Suhrkamp", 326, 1972. En la tapa se puede leer: "Pio Barojas Abenteuerroman "Shanti Andía" ist 1911 entstanden, doch wie nur je ein Buch für unsere heutige Gegenwart geschrieben. Ortega y Gasset schrieb über Baroja: "Baroja stellt den ungewöhnlich seltenen, in meiner Erfahrung einzigen Fall eines Menschen dar, der überwiegend von einer fundamentalen Unbestechlichkeit bestimmt ist. Er gibt uns ein Beispiel genialer Unabhängigkeit in einer Gesellschaft, die wie die unsrige fast ganz auf Kompromiß und Unterwerfung beruht" (Umschlag der Ausgabe Suhrkamp 1972)".

  • BAROJA Y NESSI, Pío, Las inquietudes de Shanti Andía. Edición de Julio CARO BAROJA. Madrid, Caro Raggio | Cátedra, Colección “Letras Hispánicas”, Vol. 73, 1978. Decimoséptima edición, íbidem, 2007.

  • BAROJA Y NESSI, Pío, Las inquietudes de Shanti Andía. Madrid, Alianza Editorial, "Biblioteca Baroja", 2004.


Sobre la obra, su contexto e intertexto
  • ÁLVAREZ RODRÍGUEZ, Román, [e Iris MALAN DE RICCI], El anarquismo en Pío Baroja. Montevideo (Uruguay), Geminis, Colección “Hispania”, 1977. Véase el artículo de MÁRTINEZ SALÁZAR, Ángel (2001, pág. 48, nota de pie).
  • ARA TORRALBA, Juan Carlos (profesor de literatura Univ. de Zaragoza, campus de Huesca), “Dos animales de fondo: Sender y Baroja”, en Trébede. Mensual Aragonés de Análisis, Opinión y Cultura (Zaragoza), Nos. 47-48 (febrero de 2001), págs. 83-86.
  • BASANTA, Ángel, La novela de Baroja ; El esperpento de Valle-Inclán. Madrid, Editorial Cincel, Colección “Cuadernos de Estudio”, Serie “Literatura”, Vol. 20, 1980 (reimpresiones: 1983, 1984, 1985, 1989).
  • BASANTA, Ángel, Baroja o la novela en libertad. Madrid, Anaya, 1993.
  • BEP, Josep, "Las inquietudes de Shanti Andía" de Pío Baroja y Les pomes d'or de Baltasar Porcel" [ensayo crítico], subido a Academia.edu [consultado el 21/10/2022].
  • BLY, Peter A., “MARY LEE BRETZ, La evolución novelística de Pío Baroja. Madrid: José Porrúa Turanzas, 1979. Pp. 470” [Reseña breve], en The International Fiction Review, Vol. 9, No. 1 (1982), “Brief mentions”, págs. 69-70.
  • BRETZ, Mary Lee, La evolución novelística de Pío Baroja. Madrid, Ediciones José Porrúa Turanzas, Colección “Studia Humanitatis”, 1979. Presentado originalmente como tesis de doctorado [Ph.D. in Spanish], University of Maryland, 1973. Lea la reseña de Peter A. BLY (1982).
  • CLIPIJAUSKAITÉ, Biruté, Baroja, un estilo. Madrid, Editorial Ínsula, 1972.
  • ELIZALDE ARMENDÁRIZ, Ignacio, Personajes y temas barojianos: personalidad humana, personalidad literaria, el problema de España, los curas, los anarquistas, la mujer vasca, Navarra en su obra. Premio Guipúzcoa de Ensayo 1974. Bilbao, Publicaciones de la Universidad de Deusto, Serie “Filosofía y Letras”, Vol. 4, 1975. Distribuye: Editorial Castalia, Madrid.
  • ELIZALDE ARMENDÁRIZ, Ignacio, “El factor ideológico en las novelas barojianas”, en Jesús María LASAGABÁSTER MADINABEITIA, y Biruté CIPLIJAUSKAITÉ (eds.), Pío Baroja. Actas de las III Jornadas Internacionales de Literatura (San Sebastián, 11-15 de abril de 1988), “Mundaiz. Cuadernos Universitarios”, “Literatura”, Vol. 7. San Sebastián, Universidad de Deusto, 1989.
  • FLORES ARROYUELO, Francisco José, Las primeras novelas de Pío Baroja, 1900-1912. Espinardo (Murcia, España), Torre del los Vientos, 1967. Originalmente: “Las primeras novelas de Pío Baroja (1900-1912) (2ª Entrega)”, en Anales de la Universidad de Murcia. Filosofía y Letras, Volumen XXV, Nos. 3-4 (Curso 1966-1967), páginas 211-292. Acceda libremente al artículo vía su identificador en Digitum, el Depósito Digital Institucional de la Universidad de Murcia | UM.
  • FLORES ARROYUELO, Francisco José, “Baroja y la historia”, en Revista de Occidente. [Segunda época] (Madrid), Año VI, No. 62, “Número extraordinario en Homenaje a Pío Baroja” (mayo de 1968), págs. 204-224.
  • FLORES ARROYUELO, Francisco José, Pío Baroja y la historia. Prólogo de Julio CARO BAROJA FLORES. Madrid, Ed. Helios, Colección “Scorpión”, No. 5, Sección “Ensayo”, [1971] 1972. Segunda edición, íbidem, 1973.
  • FLORES ARROYUELO, Francisco José, Pío Baroja. Madrid, Publicaciones Españolas, Colección “Temas Españoles”, No. 534, Serie “Biografías”, 1973.
  • FOX, Edward Inman (Knox College, hispanista estadounidense reconocido por sus estudios de la literatura finisecular: Azorín, Pío Baroja, Unamuno y otros de la generación del 98), “Pío Baroja: aspectos sociológicos de novela y novelista a principios del siglo”, en RUGG, Evelyn, y Alan M. GORDON (Coords.), Actas del VI Congreso Internacional de Hispanistas (Toronto, 06-1977), AIH | Asociación Internacional de Hispanistas, 1980, págs. 265-268.
  • FOX, Edward Inman, “Pío Baroja: hacia un estudio dialéctico de novela y realidad”, en Ideología y política en las letras de fin de siglo. Madrid, Espasa-Calpe, 1988; en Jesús María LASAGABÁSTER MADINABEITIA, y Biruté CIPLIJAUSKAITÉ (eds.), Pío Baroja. Actas de las III Jornadas Internacionales de Literatura (San Sebastián, 11-15 de abril de 1988), “Mundaiz. Cuadernos Universitarios”, “Literatura”, Vol. 7. San Sebastián, Universidad de Deusto, 1989.
  • GIL LÓPEZ, Ildefonso Manuel (escritor aragonés), Valle-Inclán, Azorín y Baroja. Madrid, Seminarios y Ediciones S.A., Colección “Hora H”, Serie “Ensayos y Documentos”, Vol. 66, 1975. Textos remaniados de artículos parecidos previamente en la revista Cuadernos Hispanoamericanos, 1964-1972.
  • MAINER,José-Carlos, Historia y crítica de la literatura española. Modernismo y generación del 98. Barcelona, Crítica, 1980.
  • MARTÍNEZ SALÁZAR, Ángel, “Pío Baroja tras las huellas de su nombre”, en Sancho el Sabio (Fundación Sancho el Sabio, País Vasco), No. 15 (2001), “Estudios vascos”, págs. 139-156. Nos interesa la nota (18) al pie de la pág. 18, donde le vemos a don Pío negar que es anarquista pero reconocer que se considera "un individualista rabioso, un rebelde" en la sociedad en la que la ha tocado vivir. Ver también ÁLVAREZ RODRÍGUEZ, Román (1977).
  • SAVATER, Fernando, “[Despierta y lee:] Humilde y errante?”, en el diario El País, “Cultura”, 03-09-2012.

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